Japón es un país de muchos contrastes. En medio de los centros comerciales iluminados por el neón de Shinjuku o Shibuya, es difícil imaginar la exuberante campiña, los verdes paisajes y los retiros zen que conforman gran parte del país.
El Japón moderno mira hacia su lugar en el mundo, en constante construcción, renovación e innovación. Sin embargo, el orden, el ritual y la ceremonia siguen siendo la esencia de Japón.
Las artes marciales tradicionales japonesas, la ceremonia del té, los arreglos florales, la caligrafía, las artes culinarias e incluso las interacciones sociales surgieron de un sentido del orden y el método. Fíjese en los empleados de una tienda que realizan meticulosamente su trabajo o en el personal del ferrocarril que realiza solemnemente la cuenta atrás y comprueba el andén para la salida. Verá que la ceremonia es algo natural e influye en casi todos los aspectos de la cultura.
Japón mantiene su conexión con la naturaleza y las ceremonias a través de sus templos, arte, tradiciones, festivales y su fresca cocina local. El país no abrió sus puertas hasta mediados del siglo XIX, absorbiendo rápidamente las influencias extranjeras. Sin embargo, el espíritu tradicional permanece en todos los aspectos de la vida. Cada vez que visite Japón, puede que sea un poco diferente, pero siempre será singularmente japonés.