El bosque Aokigahara, también conocido como el Mar de Árboles, es un bosque de 35 kilómetros cuadrados ubicado en la base noroeste del Monte Fuji en Japón. El bosque tiene una reputación un tanto oscura debido al hecho de que muchas personas se suicidan allí cada año. El bosque ha sido asociado con yurei (espíritus enojados) y otros demonios en el folclore japonés, y ha sido el tema de varias películas.
La atmósfera del bosque de Aokigahara es inquietante y perturbadora. El bosque es denso y silencioso, con una gruesa capa de musgo que cubre el suelo. Los árboles son retorcidos y nudosos, y el bosque está envuelto en una espesa niebla que dificulta ver más allá de unos pocos metros frente a ti. El silencio solo se rompe con el susurro ocasional de las hojas o el sonido de un pájaro que canta en la distancia.
El bosque de Aokigahara tiene una rica historia cultural en Japón. El bosque ha estado asociado con la muerte y el más allá durante siglos, y se cree que está embrujado por los espíritus de quienes han muerto allí. El bosque también alberga varios santuarios y templos, incluida la cueva de hielo de Narusawa, que se dice que es la entrada al inframundo.
El bosque de Aokigahara se encuentra cerca de la ciudad de Fujikawaguchiko, en la prefectura de Yamanashi. La estación de tren más cercana es la de Kawaguchiko, a la que llega la línea Fujikyuko. Desde allí, los visitantes pueden tomar un autobús hasta la entrada del bosque.
Hay varios lugares cercanos para visitar cuando se explora el bosque de Aokigahara. La cueva de hielo de Narusawa es un destino popular, al igual que el cercano lago Saiko. El parque de atracciones Fuji-Q Highland también se encuentra cerca y está abierto las 24 horas, los 7 días de la semana.
El bosque de Aokigahara es un lugar misterioso y escalofriante que ha cautivado la imaginación de personas de todo el mundo. Si bien la reputación del bosque como destino de suicidio es preocupante, también es un lugar de gran importancia cultural y belleza natural. Los visitantes del bosque deben acercarse a él con respeto y precaución, y tener cuidado de apreciar su atmósfera e historia únicas.